Quien más, quien menos, todos nos hemos enfrentado alguna vez al tema de la barbacoa. Y en verano mucho más. Si la persona que la organiza vive en un casoplón con jardín de tropecientos metros cuadrados, parrilla de obra, inyección electrónica de keroseno y carbón enriquecido con uranio, prepararla es un juego de niños. Sin embargo, para el común de los mortales, hacer un fuego decente en la barbacoa maleta del Carrefour color rosita chicle súper mona a juego con los geranios de vuestro ático (11 € en oferta) y / o similar es un reto tecnológico extraordinario. Y no os digo nada si hay algún cuñado / experto / artista cerca. ¡Prepara una cama con periódicos! ¡Papel chíííco, papel higiénico! ¡Coge otra caja de cerillas que esto no prende! ¡Pero qué haces ahí parado! ¡¡¡Quieres avivar el fuego con la tapa de la olla, idiota!!!! Bufffff… Ni idea. ¿Cómo hacer una barbacoa en estas condiciones?
Pues bien, atentos porque esta solución made by Bronze & Mora es absolutamente infalible. Económica a más no poder y, por qué no decirlo, muy espectacular. Voy a explicar el proceso paso a paso, pero si preferís ir al grano, podéis descargar unas instrucciones muy sencillas pinchando aquí. Necesitaréis un pelín de paciencia y los siguientes elementos:
- La dichosa barbacoa maleta del Carrefour o lo que tengáis
- Una bolsa de carbón (yo suelo comprar el que vende el Corte Inglés, Carcoa, a 3,50 € la bolsa)
- Una caja de pastillas de combustible
- Un par de cerillas
I. Construyendo un horno en miniatura
¿Os gustan los Legos? ¡A quién no! El truco es construir 2 pequeños túneles con el carbón para levantar un horno en miniatura que asegurará calor del bueno para rato. Tranquilos que puede parecer complicado pero no lo es en absoluto. En primer lugar, hay que colocar las pastillas (todas las que vienen en el paquete, no escatiméis) en 2 filas separadas por unos 8 – 12 cms. la una de la otra. Colocadlas como si fuesen la base de una pequeña muralla, tal y como se ve en la imagen inferior. Las pastillas están dispuestas de esta manera porque son el suelo de los 2 túneles que vamos a preparar.
A continuación, tenéis que seleccionar trozos de carbón anchos y cortos (pueden ser cilíndricos, pero aseguraos de que no ‘bailan’ cuando los coloquéis). Estos trozos serán la base que soportará las paredes de los túneles. Podéis poner unos encima de otros poco a poco. Cuantos más trozos apiléis, mayor será la altura del túnel, pero no os paséis porque tampoco estamos haciendo la cúpula del Vaticano. Eso sí, no escatiméis con el grosor de las paredes: cuanto más gruesas sean, más tiempo aguantarán el peso del resto del carbón, y mejor se prepararán las brasas hasta que la estructura colapse.
II. Ahora levantamos el primer piso
Reservad los trozos de carbón más alargados para esta fase: aquí empezaremos a montar ‘el techo’ de los túneles. Hacedlo poco a poco para que la estructura no se desmorone, y comprobad que, efectivamente, habéis dejado suficiente altura para que el aire pase de un lado a otro del túnel. Es importante que los trozos de carbón (pared y techo) no toquen nunca las pastillas: el espacio entre las pastillas y el carbón facilitará la circulación de oxígeno y con ella la combustión. Cuando tengáis un techo firme, podéis empezar a colocar el resto del carbón encima, pero no corráis. Hacedlo con calma. Todo esto no debería de tomar más de media hora, y os aseguro que merecerá la pena.
III. ¡Una sola cerilla bastará!
¡Toma ya! ¡¡¡Tenemos la montaña preparada!!! Cuando hayáis acabado de colocar el carbón sobre el techo, sacad al pirómano que todos llevamos dentro, coged una cerilla y prended las pastillas. La propia combustión asegura una diferencia de temperatura entre el interior de cada uno de los túneles y las salidas de los mismos. En principio, esta diferencia de temperatura debería ser suficiente para generar una corriente de aire que mantenga vivo el fuego sin necesidad de mover un dedo. Por otro lado, el interior de los túneles alcanzará tal temperatura que los carbones colocados directamente encima se pondrán al rojo en un par de minutos. Pasado un poco más de tiempo, techo y paredes se irán transformando en auténticas brasas, y el carbón colocado en la cúspide de la barbacoa acabará haciendo lo mismo. El negro inicial se transformará en gris de forma inexorable. ¡Arde, Belcebú!.
Coged un buen libro, el Ipad o lo que tengáis a mano. Por seguridad, echadle un vistazo al fuego de vez en cuando y no le quitéis ojo al entorno de la barbacoa, pero no se os ocurra tocar las brasas. Si os parece que tira poco, podéis soplar un pelín en la boca de los túneles (eso sí, no os acerquéis mucho o acabaréis chamuscados). Por último, dejad que arda hasta que la estructura colapse (pueden ser unos 30 – 40 minutos dependiendo de la cantidad de carbón que hayáis utilizado). Cuando ya no haya ni rastro de túneles, removed las brasas, colocad la rejilla encima y tendréis calor para cocinar durante toda la tarde.
¡Y no os olvidéis del aceite de oliva!
Bueno, lo más importante en una barbacoa es la comida, claro está. Y no hay mejor complemento para realzar el sabor de todo lo que preparéis que nuestro exquisito aceite de oliva. Si en lugar de organizar la BBQ sois los invitados, podéis llevar una buena botella de aceite de oliva Bronze & Mora preparada para regalo con el estuche color mostaza y la lazada negra. ¡No os quepa duda de que triunfaréis! ¡¡¡Disfrutad vuestra barbacoa!!! Por último, os dejamos un link con consejos súper útiles de El Comidista para preparar un asado de rechupete. ¡¡¡No os lo perdáis, por Dios!!!
